jueves, 11 de noviembre de 2010

VERDAD Y MENTIRA

Después de oír los lisonjeros calificativos  con que  lo habían  presentado, un conferenciante expresó que le gustaría elevar dos plegarias para implorar el perdón divino: una para el presentador, por todas las mentiras que había dicho, y otra para él mismo, por haberlas disfrutado tanto.

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